“Considerable” estrés en maíz y soja en el Sudeste bonaerense

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En la región faltaron lluvias. El Inta Balcarce detalló que el cereal está más comprometido. Para la soja es vital que llueva en la actualidad porque vive su estado crítico.

BALCARCE, Buenos Aires (NAP). El maíz y la soja sufrieron importantes “niveles de estrés hídricos considerables” en el sudeste bonaerense donde transcurrió la mitad del verano con lluvias “muy por debajo de la media histórica”, de acuerdo a un relevamiento realizado por la estación Balcarce del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

 

“El cultivo de maíz, para el sudeste de la provincia de Buenos Aires, sufrió en algunos casos niveles de estrés importantes. Este fue el escenario hídrico que marcó el ritmo de esta campaña”, dijo el ingeniero agrónomo Aníbal Cerrudo al diario La Capital de Mar del Plata.

El técnico comentó que el maíz sembrado temprano -primera quincena de octubre- transitó todo su período crítico de floración bajo un nivel de estrés significativo. “Este período es fundamental porque durante el mismo se define los granos por espiga y, para estas fechas de siembra, se ubica desde mediados de diciembre hasta mediados de enero”.

Cerrudo reconoció que la situación de las precipitaciones se revirtió a fines de enero pero no alcanzó porque la floración ya se había producido entonces “los cultivos presentaron espigas chicas”.

En el caso de algunas siembras tardías de maíz, el estado del cultivo estaría mejor. Sobre estos, el investigador apuntó que “están llegando a floración en estos días. El período crítico coincide con mayor oferta de agua y menor demanda atmosférica”. 

Soja

Para el cultivo de la soja, Cerrudo expuso que el período crítico está más allá de floración, momento donde se empiezan a fijar el número de vainas y granos por vaina.

“Hoy estamos en el período crítico de soja. Si bien la soja de primera tuvo un estrés importante en etapas vegetativas, en las etapas reproductivas las condiciones están siendo, en general, favorables. Debido a esto, hay probabilidades de alcanzar buena cantidad de vainas y granos por vainas” y prosiguió “hay que ver cómo evoluciona el clima y otros factores que afectan al cultivo como son las enfermedades y los insectos”.

Sobre la siembra de soja de segunda, el investigador comentó que el tema es más complicado. En su análisis destacó que el cultivo se tuvo que establecer sobre un cultivo de fina que dejó un suelo extremadamente seco.

“La soja de segunda sufrió al inicio y vegetó con poca humedad, costándole cubrir el surco. Pero es un cultivo que está en etapa menos avanzada de desarrollo” comentó Cerrudo, y recalcó “hay que ver cómo evoluciona el año en cuanto a lluvias, temperatura y la fecha de la primera helada”

Por su parte la Lic. Marina Montoya, del INTA Balcarce, indicó “las observaciones realizadas en algunos lotes de soja de primera, que soportaron el clima imperante, quedaron bastante chicas de porte ya que sufrieron mucho la sequía”. (Noticias AgroPecuarias)

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